Imagina que de pronto, en medio de toda esta maravilla, comienzas a
soñar… si, los sueños son posibles, los sueños son reales, pero siempre
son sueños… la vida no es sueño, y los sueños… ¿adivinas el resto?
Exacto, sólo eran, son y serán simples sueños, motivos de tantas penas y
chocantes contrastes de realidades por la mañana, en medio de resaca,
pestilencia y tristeza… vaya, amanecí… sobreviví un día más… ¿y qué?
¿Debería alegrarme?